Una libreta militar significa dejar de ser niño de casa. En 1978, Rafael se alista para ir con su familia de Sahagún, Córdoba a Montería para presentarse al examen de la libreta militar. Su mamá coordina la preparación dando órdenes de bañarse bien y peinando a Rafael. Mientras explica cómo preparar el almuerzo a su hermana Belidy. Papá llega apurando con el pito del carro. En el examen, la doctora pide a los muchachos desnudarse y no taparse con las manos. —Empinados y contra la pared— con el mismo guante los toca a todos y por todas partes. La libreta es suya. Rafael se queda viendo su libreta esa tarde mientras su hermana llama a preguntar por vuelos de avión a Bogotá. En la capital, Rafael se vería lejos de su familia, ya con trabajo y estudiando actuación en las noches. Ya hecho un hombre, con su libreta militar, pero sin su mamá.